Una agenda de reformas estructurales: las 8 propuestas de las Cuatro Cadenas para aumentar la producción
27 de Noviembre de 2025
“Estas no son demandas sectoriales. Son condiciones básicas para que el país tenga oportunidades. Lo decimos con total claridad: no pedimos privilegios, pedimos condiciones. Cuando la agroindustria tiene condiciones, crea nuevas oportunidades y el país las capitaliza”.
La frase fue pronunciada por Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (ACSOJA), quien ofició de vocero de un discurso elaboado por las Cuatro Cadenas -Acsoja más las asociaciones de Maíz y Sorgo (MAIZAR), Girasol (ASAGIR) y Trigo (ARGENTRIGO)-, y oficia como un resumen de la principal demanda del sector productivo argentino: condiciones estables para salir del estancamiento y volver a crecer.
Pero esto incluye medidas más allá del remanido reclamo por las retenciones, que lógicamente se escuchó en el recinto de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Las Cuatro Cadenas decidieron elaborar un listado de ocho propuestas, que constituyen una “agenda de reformas estructurales”, para que el agro argentino pueda encontrar una senda firme de crecimiento.
LAS PROPUESTAS DE LAS CUATRO CADENAS
A continuación, se transcribe textualmente lo que plasmaron las cadenas de valor del agro en el documento leído por Rossi:
- Proponemos una reforma fiscal que deje de castigar la producción y premie la inversión, la innovación y el arraigo. Un régimen que además de promocionar grandes inversiones, fomente las inversiones PYMEs que resultará en un enorme efecto expansivo en la producción y el empleo, y en la sostenibilidad de nuestro crecimiento.
- Proponemos un plan de infraestructura: caminos rurales, rutas, puertos, conectividad, energía. Porque sin logística el desarrollo es solo una idea. Apoyamos el proceso de licitación de la hidrovía, a un calado de 40 pies de salida y con los correspondientes estudios de impacto ambiental, en el marco de una concesión privada y a riesgo empresario. La puesta en valor de los ferrocarriles licitando todas las líneas en sucesivos procesos con acceso abierto y tarifas competitivas, única forma de colaborar con las zonas alejadas de los puertos.
- Proponemos una modernización en las normas laborales, que reconozca las dinámicas del trabajo agroindustrial y se adapte a la diversidad regional y de escala económica, y fomente la formalidad.
- Proponemos que finalmente, con un trabajo colaborativo, tengamos una ley de propiedad intelectual en semillas actualizada que proteja el conocimiento y garantice reglas claras para que los obtentores inviertan más en mejoramiento genético y biotecnología, y que permita la adopción de esos logros.
- Proponemos en el área de los biocombustibles, adonde contamos con la materia prima, una ley que aumente los cortes a los niveles de los países competidores en un esquema de libre mercado, en un proceso que vaya remediando la situación que marcó la vieja ley.
- Proponemos seguir trabajando en el proyecto de ley de presupuestos mínimos para la aplicación de fitosanitarios, elaborado por la Red BPA, consensuando criterios que impacten en lo productivo y faciliten el puente con la sociedad.
- Proponemos, ante la pérdida de la calidad de nuestros suelos y especialmente en la carencia pronunciada de los nutrientes, crear normativas que fomenten e impulsen el uso de fertilizantes, factor destacado en las brechas de rendimiento actuales y calidad de las cosechas.
- Proponemos, ante el escenario de CC, con años de sequía e inundaciones que insumen más riesgo, trabajar en un seguro específico, con el involucramiento del Estado, como lo tiene todo el mundo de similares características productivas a nuestro País, que no solo protegerá a la producción sino también a la previsión y regularidad fiscal.
EL DIAGNÓSTICO DE LAS CUATRO CADENAS
Para llegar a la elaboración de estas propuestas, las asociaciones hicieron foco en que, pese a que el sector agroexportador genera el 61% d elas divisas, con un crecimiento del 25% en lo que va del año (U$S 41.817 millones generados en 10 meses); y a que estas cuatro cadenas generan el 28% del empleo total del agro (4 millones de puestos), hay un estancamiento generalizado tanto en la superficie sembrada como en la producción total.
“Celebramos el camino de crecimiento que está tomando el girasol y su cadena de valor, como los rendimientos de la actual campaña del trigo. En el caso de la soja y el maíz venimos simplemente permutando áreas“, lamentaron.
En ese sentido, consideraorn que “hay superficie para crecer de manera sostenible y principalmente en los rendimientos unitarios porque el tema de las brechas es transversal a todos, implicando a la menor aplicación de tecnologías, no por desconocer su impacto, sino por las condiciones económicas y de otras limitantes estructurales que todos conocemos”.
“Somos fuente de actividad económica y empleo, y con nuestro papel exportador generamos las divisas fundamentales para el país, pero no alcanza. Frente al potencial productivo del país y a la contribución que podemos hacer de mediar cambios, no podemos esperar, debemos actuar, proponer y de esa manera transformar”, ampliaron.
EL DISCURSO COMPLETO DE LAS CUATRO CADENAS
Las 4 Cadenas queremos compartir un grato momento por lo transcurrido y hacer un brindis por un futuro mejor para nuestra comunidad y la de todos los argentinos.
Aprovechamos la ocasión para mostrar el trabajo y las propuestas que tenemos desde las 4 Cadenas, ARGENTRIGO, ASAGIR, MAIZAR y ACSOJA, comenzando a describir el impacto que generamos en el último año con cifras oficiales y generadas por instituciones de calidad.
Las cadenas agroindustriales aportaron en 2024 el 24 % del PBI argentino.
En el sector exportador la agroindustria fue el 61 % de las exportaciones del país, con un crecimiento del 25% sobre el año 2023, afectado por la sequía, siendo las 4 Cadenas el 40% del total.
De los 79 mil millones de dólares exportados por todo concepto, 48370 millones de dólares corresponden a la cadena agroindustrial. A las 4 Cadenas le correspondieron 31000 millones de dólares, siendo el aporte por derechos de exportación DEX de 5900 millones de dólares, un 90% de lo que se recauda en ese rubro.
Hoy tenemos buenas noticias. Las exportaciones agroindustriales llegaron a 41817 millones de dólares en los primeros 10 meses de este año y el próximo bimestre promete llegar a una cifra superior.
El trabajo que generan las 4C es el 28% de los 4 millones del empleo total del sector, lo que demuestra que somos un motor de empleo de sentido federal.
El agro, y principalmente las 4C, se posiciona fuertemente en el balance de las divisas netas que arriban al país. Si bien permanecemos estancados en la superficie productiva, la misma ha crecido levemente en los últimos años mostrando un estancamiento frente al potencial productivo. Celebramos el camino de crecimiento que está tomando el girasol y su cadena de valor, como los rendimientos de la actual campaña del trigo. En el caso de la soja y el maíz venimos simplemente permutando áreas.
Hay superficie para crecer de manera sostenible y principalmente en los rendimientos unitarios porque el tema de las brechas es transversal a todos, implicando a la menor aplicación de tecnologías, no por desconocer su impacto, sino por las condiciones económicas y de otras limitantes estructurales que todos conocemos.
Somos fuente de actividad económica y empleo, y con nuestro papel exportador generamos las divisas fundamentales para el país, pero no alcanza….
Frente al potencial productivo del país y a la contribución que podemos hacer de mediar cambios, no podemos esperar, debemos actuar, proponer y de esa manera transformar.
Somos conscientes que por el impacto que generamos no somos un sector más, somos un sistema científico, productivo, comercial, industrial, logístico y de servicios, básicamente humano y cultural que es la base del federalismo que sostiene al país.
Las cadenas de valor no son estructuras burocráticas, somos herramientas vivas para gestionar la complejidad.
Existimos para articular lo técnico con lo político, lo productivo con lo humano, y lo local con lo global.
No se trata de esperar que las condiciones cambien, sino de construirlas. Y para construirlas, nos unimos.
Cada cadena, cada productor, cada técnico que se compromete, está sembrando futuro.
Nuestra unión es la garantía de esa siembra.
Observados desde varios ámbitos, al sector se nos define como resilientes. Nosotros también nos definimos de este modo dado que sabemos recuperarnos y encarar el crecimiento en cada campaña. Pero sin desvalorizar el término, vemos que a veces se lo utiliza para justificar la inacción (“que bien se la bancan”). Hoy elegimos la palabra fortaleza, que es una elección activa y de proceso continuo.
Necesitamos activar la confianza. El camino para recuperarla en Argentina es largo y quedan pendientes ajustes y correcciones macroeconómicas.
La ciudadanía ha ratificado en las últimas elecciones un rumbo que estas cuatro cadenas han propiciado largamente: La austeridad fiscal, el equilibrio de las cuentas públicas, la baja del gasto, la baja de la inflación y la consecuente reducción de impuestos, las desregulaciones, todas condiciones necesarias indispensables para un crecimiento sostenible.
Deseamos que este mensaje no sea solo a las autoridades nacionales, sino que también sea escuchado por las administraciones provinciales y municipales para ir camino a un país mucho más competitivo y lleno de nuevas oportunidades de desarrollo local.
Debemos dejar la fragmentación, las diferencias lógicas de opinión y de situaciones propias de las instituciones y las personas, que hacen que existan múltiples agendas.
Hoy estamos haciendo esfuerzos, agrupándonos en días de trabajo para priorizar y unificar los mensajes y propuestas, para instruir y no confundir a los niveles decisorios del país.
Crear valor implica estabilidad y reglas claras, que podemos y debemos construir juntos.
Muchas veces se confunde la propuesta con la queja. En definitiva, lo que buscamos es accionar para provocar los cambios necesarios para el desarrollo.
En ese sentido, la agenda que proponemos en estas palabras, que seguramente se deberá dar paulatina pero firmemente, es la agenda que denominamos “de la necesidad”.
Por ello las 4C participamos activamente, estudiando y haciendo propuestas técnicas y económicas, y en particular, trabajamos para incidir positivamente en políticas públicas a través la Fundación Barbechando junto con el Espacio Legislativo Interpartidario del Agro (ELIA), entre otras instituciones locales e internacionales.
Si queremos que el sistema productivo sea protagonista del desarrollo, necesitamos un marco institucional que lo acompañe, lo respete y lo potencie.
En el marco de nuestra relación con la SAGYP, destacamos el diálogo y la conexión que el sector viene recibiendo en esta gestión. A la vez queremos proponer, como sucedió en algunas gestiones anteriores, mesas de trabajo con objetivos concretos que permitan asignar y concertar las prioridades y trabajarlas en propuestas efectivas.
Las responsabilidades son compartidas por el sector público y el sector privado. Entendemos a lo público como la suma de los tres poderes del estado. Sus misiones principales incluyen la administración del estado, su economía, el fomento de la actividad agroindustrial mediante leyes y normativas que la impulsen y potencien la inversión, investigación y desarrollo, capacitación, obras de infraestructura, promoción de las exportaciones, educación especializada y salud.
El sector privado debe cumplir su rol en I&D, innovación, capacitación, gestión, inversión, financiamiento, trabajo en redes, entre otros, con una actitud colaborativa permanente basada en evidencias.
Hoy tenemos a los DEX como el principal condicionante para el desarrollo productivo. Hay capacidad ociosa desde el sector de la producción a la industria exportadora.
Vimos como una muy buena decisión la baja de los DEX en enero, que en el caso de la soja fue del 33% al 26% y luego en setiembre al 0% para todos, por un periodo efectivo para el objetivo del gobierno, pero muy corto.
Sin embargo, lo que solicitamos es previsibilidad que evite los imprevistos en el camino de una reducción progresiva y efectiva que no quite trasparencia al mercado y que permita actuar con las valiosas herramientas comerciales. En consecuencia, seguramente las inversiones se concretarán.
Estas son propuestas frente a los desafíos de diferente índole, en definitiva, una propuesta de agenda para trabajar y mejorar la competitividad, que determine mayor producción y aporte de divisas para el país.
La competitividad no se decreta: se construye. Y para construirla, la agroindustria no pide, propone una agenda de reformas estructurales.
- Proponemos una reforma fiscal que deje de castigar la producción y premie la inversión, la innovación y el arraigo. Un régimen que además de promocionar grandes inversiones, fomente las inversiones PYMEs que resultará en un enorme efecto expansivo en la producción y el empleo, y en la sostenibilidad de nuestro crecimiento.
- Proponemos un plan de infraestructura: caminos rurales, rutas, puertos, conectividad, energía. Porque sin logística el desarrollo es solo una idea. Apoyamos el proceso de licitación de la hidrovía, a un calado de 40 pies de salida y con los correspondientes estudios de impacto ambiental, en el marco de una concesión privada y a riesgo empresario. La puesta en valor de los ferrocarriles licitando todas las líneas en sucesivos procesos con acceso abierto y tarifas competitivas, única forma de colaborar con las zonas alejadas de los puertos.
- Proponemos una modernización en las normas laborales, que reconozca las dinámicas del trabajo agroindustrial y se adapte a la diversidad regional y de escala económica, y fomente la formalidad.
- Proponemos que finalmente, con un trabajo colaborativo, tengamos una ley de propiedad intelectual en semillas actualizada que proteja el conocimiento y garantice reglas claras para que los obtentores inviertan más en mejoramiento genético y biotecnología, y que permita la adopción de esos logros.
- Proponemos en el área de los biocombustibles, adonde contamos con la materia prima, una ley que aumente los cortes a los niveles de los países competidores en un esquema de libre mercado, en un proceso que vaya remediando la situación que marcó la vieja ley.
- Proponemos seguir trabajando en el proyecto de ley de presupuestos mínimos para la aplicación de fitosanitarios, elaborado por la Red BPA, consensuando criterios que impacten en lo productivo y faciliten el puente con la sociedad.
- Proponemos, ante la pérdida de la calidad de nuestros suelos y especialmente en la carencia pronunciada de los nutrientes, crear normativas que fomenten e impulsen el uso de fertilizantes, factor destacado en las brechas de rendimiento actuales y calidad de las cosechas.
- Proponemos, ante el escenario de CC, con años de sequía e inundaciones que insumen más riesgo, trabajar en un seguro específico, con el involucramiento del Estado, como lo tiene todo el mundo de similares características productivas a nuestro País, que no solo protegerá a la producción sino también a la previsión y regularidad fiscal.
Repetimos: éstas no son demandas sectoriales. Son condiciones básicas para que el país tenga oportunidades.
Lo decimos con total claridad: No pedimos privilegios, pedimos condiciones… Cuando la agroindustria tiene condiciones, crea nuevas oportunidades y el país las capitaliza.
Las cadenas existen para que la agroindustria no sea rehén de la coyuntura, sino protagonista de su destino.
Cerramos este año orgullosos por lo hecho, pero sobre todo, orgullosos por lo que estamos dispuestos a hacer juntos.
Muchas gracias.
ACSOJA, ARGENTRIGO, ASAGIR, MAIZAR